Época: China
Inicio: Año 8500 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Siguientes:
Las cosechas
Tierra, abonos y cultivos
Los regadíos
Los trabajadores de la tierra



Comentario

Durante la época clásica china, e incluso en algunas regiones en la actualidad, la manera de cultivar la tierra era absolutamente diferente a como se realizaba en Occidente. Las pequeñas granjas obtenían elevados rendimientos gracias a un esfuerzo casi sobrehumano, mostrando los agricultores una gran habilidad en su trabajo. El conocimiento de las condiciones locales -clima, tipos de plantas o calidad del terreno- era fundamental para una buena cosecha, si bien en numerosas ocasiones los campesinos no dudaron en incorporar innovaciones, empleando nuevas plantas y animales para mejorar los resultados. Estas novedades eran rápidamente copiadas si se conseguía el éxito.
Durante la época medieval los terratenientes desarrollaron una importante labor agrícola. Trabajando una parte de sus propiedades, en ellas solían experimentar las novedades necesarias para incrementar la producción. Sin embargo, a partir del siglo XVII será la pequeña granja la estructura más productiva. El trabajo del campesino y su familia, bien si eran propietarios o arrendatarios, era superior al de los trabajadores a sueldo, por lo que el sistema de pequeñas granjas empezó su periodo de esplendor. De esta manera, los grandes propietarios procedieron a arrendar por parcelas sus tierras, dividiéndolas en pequeños espacios, que rara vez superaban las dos hectáreas. Esta sería la razón de los elevados rendimientos conseguidos por hectárea, superiores si los comparamos a la Europa preindustrial.

El uso del agua requería una organización colectiva, ya que eran necesarios canales, diques, embalses, depósitos, que no sólo había que construir, sino mantener. El agua fue distribuida de manera ajustada entre los usuarios y se estableció la responsabilidad de conservar el sistema, existiendo, como es de suponer, numerosos litigios que fueron resueltos por la burocracia imperial, también encargada de los grandes proyectos. Los funcionarios locales, los propietarios o las clases pudientes eran los responsables de los proyectos de menor importancia. De esta manera, la propiedad privada y las instituciones públicas se interrelacionaban para el funcionamiento de las estructuras vinculadas al agua, tan necesaria para el desarrollo de la agricultura.

Otras de las diferencias entre la agricultura tradicional china y la occidental las encontramos en la casi ausencia de grandes granjas de animales en China y el escaso número de tierras comunales. La explicación, en ambos casos, se debería al continuo aumento de la población que motivaría la ocupación de todas las superficies cultivables. En la China oriental no han existido zonas de pastos comunales ni grandes extensiones de bosques, desarrollándose las pequeñas propiedades sin cerca. Por esta razón, la ganadería habitual es la que se alimenta de desperdicios: patos, aves o cerdos. Los grandes rebaños de caballos, ovejas, cabras o camellos debemos buscarlos en las regiones interiores y en tiempos relativamente recientes.